Cuando y como dejar el chupete?
El feto succiona su dedo pulgar a partir del quinto mes de embarazo como un acto reflejo. De hecho, es también uno de los primeros reflejos del bebé al nacer, y le garantiza la supervivencia. Después, succionar se convierte en una actividad que le relaja y le consuela.
A medida que el niño crece, la necesidad de chupar va desapareciendo sola y busca alternativas para consolarse: un peluche, mamá y papá. Es un proceso gradual y se recomienda no obligarle a dejar el chupete de forma drástica, y menos antes de cumplir los dos años.
¿Lo dejará él solo?
Sí, si usa el chupete o se chupa el dedo ocasionalmente: antes de ir a la cama, si está enfadado o aburrido, cuando ha recibido un susto o en el momento en que coge el sueño.
En estos casos, lo habitual es que vaya abandonándolo espontáneamente y se acostumbre, de manera gradual hasta olvidarse de su existencia, o de un día para otro.
¿Es perjudicial el chupete?
Si cumplidos los tres años el niño no abandona el chupete ni de día ni de noche, puede llegar a deformar la parte del paladar duro o provocar deformaciones dentarias, como que el maxilar superior se desplace hacia delante o que al cerrar la boca los dientes superiores estén mucho más adelantados que los inferiores. En tal caso, la masticación, la pronunciación o la respiración pueden verse afectadas. Pero ese riesgo es mínimo si deja el chupete o chuparse el dedo de los 2 a los 3 años.
¿Hay que preocuparse?
Sí, si persiste en su uso de alguna manera llamativa. En ese momento, su necesidad de chupar puede estar expresando que se encuentra estancado en una etapa vital y no está progresando a la siguiente. Quizá vuelva a ese placer primitivo por alguna insatisfacción afectiva, una dificultad para asimilar separaciones, falta de afecto físico, celos, problemas de adaptación en la guardería... Hay que fijarse en cuándo chupa: después de un ataque de celos, por aburrimiento, cuando tiene sueño... Hay que prestarle atención y cariño especialmente en esos momentos.
Cambia el chupete por el dedo. Algunos niños pasan del chupete directamente al dedo, algo que es un poco más problemático, aunque solo sea porque el chupete se puede retirar gradualmente, y el dedo no tanto. Además, al ser más duro, el riesgo de deformación dentaria es mayor. Si es algo esporádico, no tiene demasiada importancia. Si se vuelve muy frecuente, puede ser síntoma de ansiedad o retraimiento y darnos pistas de que algo no va bien: miedos, falta de afecto...
¿Qué otros problemas pueden aparecen por el uso prolongado del chupete?
También en los niños que prolongan el uso del chupete se observa mayor número de caries en su boca, ya que al comer, el chupete está en contacto con restos alimenticios y bebidas azucaradas. Esto presenta más riesgos a que se formen caries.
A veces suelen aparecer úlceras en el tercio posterior del paladar, debido al efecto de roce del chupete con el paladar.
Se ha relacionado una may
or frecuencia de otitis en niños que usan constantemente el chupete o toman en biberón. El uso del chupete hace que el niño que presenta una infección de vías respiratorias superiores, (ej. catarro) sea más susceptible a las otitis ya que la succión aumenta el transporte de microorganismo hacia el oído.
Cuando persiste el uso del chupete o se cambia por la succión del pulgar es verdaderamente complicado quitar el hábito.
Para ello es necesario colocarles un aparato fijo en el paladar con una reja que impida la introducción del chupete o dedo en la boca. Esto si es traumático para el niño por la ansiedad que les produce no poder introducir el chupete o el dedo. Por la tanto la mejor opción es tratar de quitarles el hábito alrededor de los tres años.